10.22.2020

Somos Masoquistas y Suicidas si Reestablecemos Jurisdicción a la Corte Interamerica de Derechos Humanos


Somos Masoquistas y Suicidas si Reestablecemos Jurisdicción de la Corte Interamerica de Derechos Humanos 

El día 15 de este mes los diputados aprobaron en única lectura una resolución que solicita al Presidente de la República definir el estatus jurídico de hecho y derecho de la nación dominicana en cuanto a la posición de permanencia en la corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), como forma institucional dentro del marco del derecho nacional e internacional.
La pieza de la auditoría del diputado Alexis Jiménez en uno de sus considerando establece que ese acto jurídico denominado 

“Instrumento de Aceptación de la Competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos” fue impugnado por accionantes y por el gobierno constitucional periodo 2012 - 2016 y por connotados accionantes juristas dominicanos, mediante el Expediente núm. TC-01-2005-0013,

Diputado Alexis Jimenez
 relativo a la acción directa de inconstitucionalidad incoada en fecha veinticinco (25) de noviembre de dos mil cinco (2005) contra el Instrumento de Aceptación de la Competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, suscrito por el presidente de la República el 19 de febrero de 1999.

Viendo esta aberración nos preguntamos, ¿será que nos estamos volviendo locos? ¿Será que somos masoquistas? ¿O será que los intereses de las manos negras detrás de esta solicitud son tan y tan poderosos que prefieren a una nación destruida antes que rendirse ante sus macabros propósitos? 

La misma corte que vulgar y arbitrariamente el 28 de agosto del 2014 ordenó a la República Dominicana a cambiar su constitución solo para permitir que los haitianos puedan adquirir la nacionalidad dominicana.

La misma corte que sin escrúpulos invalida que somos un país soberano, protegidos por el principio de soberanía, y el derecho internacional, que no estamos sujetos a obedecer a ordenes de ninguna potencian extranjera. Como está estipulado en nuestra constitución nuestra nación es libre y soberana de toda potencia extranjera.

Por ende, aún si fuera que la Corte Internacional de Derechos Humanos tuviera jurisdicción en el país, esa corte no tiene ningún poder sobre nuestra constitución, puesto que cada país se reserva el derecho de cumplir cualquier acuerdo algún organismo internacional.

Es una libre decisión de un estado soberano cumplir con acuerdos internacionales, no de cumplir imposiciones internacionales porque de ser una imposición la Corte Internacional de los Derechos Humanos está vulgarmente violando el principio de soberanía y el derecho internacional que se asigna a todos los estados soberanos.

Ningún organismo internacional tiene autoridad para obligar a ningún país soberano a cumplir sus imposiciones. No solo es un atropello, violación de los derechos soberanos de ese país, sino que una perversa intervención a un estado soberano.

Es una maniobra siniestra, perversa y cobarde de algunos ilusionistas dominicanos que utilizan su poder en los medios y en los estamentos de poder del estado para llevar a cabo sus más oscuros propósitos contra la nación dominicana.

No es coincidencia que justo a 3 días de que fuera sometida esta resolución y aprobada unamente por nuestros inescrupulosos diputados nuestro flamante embajador en España Juan Bolívar Días publicó un artículo pidiendo que se revalide la jurisdicción de la CIDH en República Dominicana.

No olvidemos que ese personaje ha sido una de las personas que más daño le ha hecho a la nación dominicana. Juan Bolívar Diaz fue quien personalmente sometió la sentencia 168-13 ante la CIDH para que condenaran el país por aplicar sus propias leyes constitucionales. 

Juan Bolivar Díaz
A pesar del éxito de su maniobra maquiavélica debido a que la corte falló a su favor y a favor de los haitianos a los cuales el representa, o mejor dicho debemos decir, la corte falló en contra del estado dominicano como él quería, expidiendo una sentencia que ordena insolentemente al país a demoler su constitución para cumplir con la imposición de esta nefasta corte. No es menos cierto que a su plan se le fue e tiro por la culata puesto que no solo esa inescrupulosa e irrespetuosa corte no tiene ni tenía jurisdicción en el país, sino que esa corte tampoco tiene autoridad desde lo internacional para imponer ninguna regla, ni ley, ni su poder en República Dominicana.

Fue una sentencia ilegal; porque la ley de nacionalidad en la constitución dominicana, vigente desde 1929, ratificada en 2004, 2007, 2010 y 2013, excluye de manera explícita en su artículo 18 de la nacionalidad dominicana por jus Solís a “los hijos e hijas de extranjeros que residan ilegalmente en territorio dominicano”.
Ver también: Juan Bolivar Diaz usa su poder como embajador en España para volver a acosar al estado dominicano

El hecho de que la CIDH groseramente haya traspasado los límites de una corte internacional. al irrespetar nuestra soberanía, nuestra constitución, el principio de soberanía y el principio del derecho internacional que protege al país de la intervención de toda potencia extranjera, no le daba ninguna garantía a Juan Bolívar Diaz y sus secuaces de que esa grosera imposición debía cumplirse y no es solamente porque el estado soberano dominicano se reserva el derecho de aplicar cualquier normativa de alguna entidad internacional de la cual sea signataria, sino porque, repito, República Dominicana es un país soberano, libre de toda potencia extranjera.

Video donde Juan Bolivar Díaz dice que la soberanía dominicana no existe

Que una entidad extranjera, llámese corte de la OEA, ONU, Unión Europea obligue a República dominicana a someterse a sus imposiciones, es una perversa intervención extranjera. No es una intervención inferior a la intervención del 1965, no lo es, es peor que la intervención del 1965 por mucho. La única diferencia consiste en que una fue intervención militar y la otra es impositiva, maniobrada, maquinada y manipulada por los medios.

No podemos pasar por alto; que estos sicarios de la nación, quienes cínicamente piden la intervención de la CIDH, son los mismos que se la pasan condenando la intervención americana del 1965, la cual fue propiciada por la misma OEA, sí, el mismo organismo del cual depende la CIDH. Me imagino que, con esto, no hay que ser un gran intelectual para entender quiénes son nuestros verdugos, ni para entender el descaro y la hipocresía de sus precursores.

¿Valdría la pena disolver nuestra existencia por abrirle paso a una vulgar e irrespetuosa corte internacional? ¿A garantía de cuales beneficios debemos darle jurisdicción a la CIDH en el país?

¿A caso la CIDH representa los intereses de los ciudadanos dominicanos?

¿Le venderán los combustibles y los productos de primera necesidad más barato a los dominicanos? 

¿Dejaremos de tener gobiernos corruptos? 

¿Dejaremos de tener cientos de ONGs llenándose los bolsillos con el dinero de nuestros impuestos, a costa de la miseria y la tragedia de los haitianos y por difamar al país internacionalmente?

¿Dejarán de entrar cientos de miles de haitianos por la frontera?

¿Dejaremos de tener a decenas de periodistas corruptos y deshonestos que venden su dignidad por el lucro que les proveen organismos internacionales para cumplir perniciosas agendas anti-dominicanas, pro-Haití, y no pro-dominicanas?

¿Dejaremos de ser suplantados en nuestros empleos, escuelas y hospitales por los ilegales haitianos?

¿Dejaran de acusarnos de racistas, xenófobos y todos los epítetos de insultos que puedan existir cada vez que mencionamos la palabra ‘haitiano’ o simplemente porque nos oponemos al abuso de tener a otro país mudado en el nuestro?

¿Dejaremos de ser suplantados en el registro civil por los ilegales haitianos?

Y por Ultimo. ¿Dejaremos de ser el coctel sangriento de las víctimas del odio impregnado en el machete haitiano que a diario cobran más de una víctima?

Aceptar que la Corte Interamericana tenga jurisdicción en el país es suicidarnos; es aniquilarnos a nosotros mismos, a menos que seamos masoquistas para facilitarle la jugada a nuestro propio verdugo.

Se burlan de la nación, la atropellan, la pisotean y conspiran contra ella porque perciben que nuestra nación está huérfana, está tan huérfana que pasan una resolución para que aceptemos que nuestros propios verdugos (CIDH) entre al país a volarnos la cabeza y pasa con decisión unánime en la cámara de diputados, sin parientes ni dolientes.

En ninguna circunstancia debemos aceptar la jurisdicción de la Corte Internacional de los Derechos Humanos.

En ninguna circunstancia el presidente Luis Abinader debe dar aprobación para que entre el enemigo implacable a cortarnos la cabeza.

El presidente Luis Abinader debe entender que el fue puesto en el poder por los dominicanos, y debe trabajar para el bienestar de los dominicanos, no para contribuir a la desgracia y el exterminio de los dominicanos.

No están de parte de los derechos ciudadanos dominicanos. Cientos de dominicanos son asesinados de la forma más cruel y salvaje por una inmigración sanguinaria, voraz y terrorífica, mientras esa corte apoya esa crueldad.

Usan falsedad, mentira, el chantaje para doblegarnos a aceptar esa masiva y aberrante ola migratoria e invasora.

Mientras la CIDH apoya todo ese cúmulo de falsedad y chantaje de lo que se sirven para condenarnos despiadadamente.

O somos masoquistas o somos suicidas si aceptamos la jurisdicción de la Corte Internacional de los derechos humanos.

 


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