"Aquí hay Aproximadamente 325 personas en el lugar, y el único dominicano es mi compañero y yo",
Así se expresó Miguel
lleno de impotencia, con mucho tristeza y pavor en sus palabras dice que siente
miedo y está asustado.
"Y que conste
no soy una persona miedosa, no le tengo miedo a nada, pero siento miedo, estoy asustado, siento indignación" "Mi país ha sido invadido y nadie hace nada al respecto", continúa diciendo Miguel.
Miguel es un laborioso
dominicano quien viajó hasta Punta Cana a hacer un trabajo él y su compañero, pero una vez allá tristemente se tropezó con una terrible realidad. Sí, esa cruel y rampante
realidad que existe en República Dominicana.
Y, así con un velo negro pero transparente; esa innegable realidad que se pretende esconder, pero, que aún con la
capa de las mentiras y el cinismo, se deja ver, como los dientes de las risas
más locas y siniestras, debajo de aquel velo transparente, tal cual el velo que
su transparencia cree cubrir los escrúpulos de una prostituta atrevida, la cual
invita, echada en un lecho.
Esa nefasta realidad a
la que los másteres del juego llaman teorías de conspiración y fábulas de los
ultranacionalistas, patrioteros bullosos y racistas. Como que si con ello
hilaran trucos a la inteligencia humana.
Con un nudo en la
garganta y sin poder contener su espanto y el miedo, como la brisa fría de un
intenso invierno se percibe al hablar. Miguel aun allí petrificado por el
asombro de lo que observan sus ojos, continúa hablando, pero con voz inundada y con palabras que apenas puede pronunciar.
Espantado y horrorizado
como si estuviera viviendo la más aterradoras de las pesadillas en medio de una
oscura tiniebla. Pesadilla que aún sería menos tenebrosa comparado a la realidad que
tiene frente a sus ojos.
Miguel está frente a
frente a aquella verdad. A esa realidad prohibida; frente a frente a esa cruel y triste
realidad que le golpea como una bofetada en la cara.
Porque; tal vez quien
sabe, Miguel alguna vez, tal vez dudó de ella. Eso sucede en frecuentes
ocasiones, en muchos de los casos la gente se niega a creer lo que escuchan y
ven, es mejor pensar que son fábulas o teorías infundadas, porque como siempre
dicen algunos opositores de la verdad, "esos son inventos de los
ultranacionalistas, racistas". Como si con eso quisieran borrar de las
mentes el pensamiento y la capacidad de ver, entender y reflexionar por cuenta
propia. Ejercen un control mental usando la negación a la verdad.
Cuando la verdad choca
contra la incredulidad se produce un estado de espanto y shock en las personas,
provocando el miedo y horror.
El espanto de Miguel
ocurrió después de haber viajado a Punta Cana a hacer un trabajo y llevarse la
sorpresa de que el único dominicano eran él y su compañero, todos los demás
eran haitianos.
"Estamos
invadidos" "Yo vine a hacer un trabajo, me levanté a las 5:00 de la
mañana, pero, aun así, me voy, no tengo ánimos de trabajar así, aquí hay alrededor dw 325 personas, y los únicos dominicanos somos mi compañero y yo, siento mucho
miedo". Expresa Miguel con voz entrecortada, sumamente espantado y
horrorizado ante la caótica e incómoda experiencia que vivió
Que conste, Miguel no
forma parte de ningún movimiento nacionalista, de ser así no hubiera sufrido el
espanto y la sorpresa que se llevó puesto que los movimientos nacionalistas ya
tienen un panorama claro de la abusiva y desbordante ocupación haitiana en el
territorio dominicano. Cada día plasman esa cruda realidad en las redes sociales,
así que para un nacionalista esa terrible realidad no sería sorpresa.
En cuanto a Miguel, él
dice que es un hombre de trabajo, y que es mentira que los dominicanos no
quieren trabajar es que los contratistas contratan a los haitianos para pagarle
menos por su trabajo. El pánico que se apoderó de Miguel fue tan fuerte que
decidió marcharse sin hacer el trabajo que fue a hacer, porque tan fuerte la
impresión que sintió que no pudo continuar allí.
Moraleja; Nunca te
alejes de la realidad porque ella siempre anda en busca de ti y te va a hacer pasar un mal rato.
Nunca se cierren ante
las opiniones de los demás, cuando algo parece fábula es aún una opinión y
merece respeto y crédito, y si no la creen, pues investiguen para que la realidad
al final no les golpee en la cara.